Hace unos días, una colega me envió un correo electrónico con un chiste. Usualmente no leo los mails de contenido humorístico; pero lo abrí, porque por su título, creí que se trataba de otro asunto. Era un chiste antiperuano. Me pareció horrible, especialmente porque lo enviaba una profesora.
Le hice saber mi molestia. Respondió que creía en la libertad de expresión y argumentaba diciendo: "se nota que no has vivido nunca en la frontera de nuestro país luchando por un pedazo de tierra".
De los prejuicios que existen en el mundo, el que menos tolero es el que se ejercen mis compatriotas en contra de mis hermanos peruanos y bolivianos. La guerra del Pacífico pasó hace rato, señores. América Latina nunca va surgir realmente si no dejamos las odiosidades de lado, y no trabajamos juntos. Nuestros verdaderos enemigos no son los vecinos...
Me preocupan aquellos colegas que llevan sus trancas y prejuicios al aula, muchas veces indirecta o solapadamente. ¿Es a eso a lo que llaman "currículum oculto"?
Todos tenemos prejuicios, pero debemos luchar diariamente por vencerlos.